Tres claves para innovar de forma exitosa

El primer desafío al que hacen frente las organizaciones internacionales en relación con su innovación es encontrar la mejor forma para extender las soluciones transformadoras, rápida y repetitivamente, más allá de las fronteras del país o de la unidad de negocio donde se originó la idea. Encontrar el mejor método de divulgación para difundir y generar la adopción masiva de una innovación en una organización multinacional, multicultural y multigeneracional no es una tarea fácil.

La innovación siempre debe abordarse de manera proactiva. Si se trata de un esfuerzo reactivo, entonces la organización se verá acorralada en un frenesí para ponerse al día. Adoptar un punto de vista proactivo elimina este elemento de miedo. Permite que los equipos de innovación exploren nuevas áreas y desplieguen su creatividad. Las organizaciones más emprendedoras respaldarán una mentalidad valiente. Si no son las primeras en hacerlo, simplemente ni siquiera seguirán ese camino.

La innovación requiere excelencia. Las expectativas son altas, la competencia es feroz. Para alcanzar una gran audiencia, los equipos deben lograr las mejores soluciones, perfectamente pulidas y proporcionando un  nuevo y significativo valor añadido. Difundir la innovación de forma rápida y con éxito, en ocasiones no es tarea fácil, ya que se extiende a grandes componentes de comunicación, convicción y divulgación.

El equilibrio correcto

Teniendo en cuenta estos parámetros, y basándonos en los desafíos a los que hemos hecho frente en Mazars, hemos definido un enfoque para lograr el éxito en la innovación. Se deben combinar tres cualidades: creatividad, disciplina y coraje.

Creatividad. La creatividad es la dimensión más popular de la innovación. De hecho, la imaginación es la casilla de inicio de la innovación y puede surgir desde cualquier punto de la organización. No existe un monopolio de la creatividad y debe trabajarse al máximo la colaboración de ideas. Sin embargo, la creatividad no termina en la fase de ideación. La mayoría de las personas centran su creatividad en esa primera parte del trabajo, cuando en realidad debería utilizarse a lo largo del proceso de innovación. Desde el inicio hasta al final, es esencial llevar a cabo una implementación ingeniosa y original.  La creatividad es necesaria, pero nubla la importancia de las otras dos cualidades. A menudo, la innovación se reduce equivocadamente a la creatividad. Obviamente, es necesaria, pero también puede ser caótica.

La disciplina puede canalizar la creatividad y maximizar su impacto. Esta segunda cualidad garantiza que los equipos no trabajen únicamente en prototipos, porque sí, sino que conviertan su idea en una solución factible, que pueda implementarse eficientemente en toda la organización, o en una percepción productiva de las razones de su fracaso. La disciplina no es tan prestigiosa como la creatividad, pero es el pilar que infunde la necesaria coherencia dentro de la red informal de ejecutores de la organización a lo largo del tiempo y que progresivamente aumentará el nivel de las soluciones conseguidas. La disciplina y el rigor permiten una mayor tolerancia del error, puesto que hacen que la organización se aproveche de los errores de sus profesionales más competentes. 

Coraje. Es esencial aceptar las críticas y abrir las ideas hacia el exterior. Cuanto antes se presente un nuevo producto o servicio a un cliente, antes se obtendrán comentarios tangibles y sugerencias de mejora. Este diálogo es crucial para asegurarse de que los proyectos evolucionen hacia la dirección correcta y no queden atrapados en el tiempo. Tampoco debemos olvidar el desafío de la amplitud geográfica. Trabajar con diferentes culturas o con herramientas históricamente diferentes y abordar las sutilezas de la naturaleza humana son diferentes retos, pero pueden convertirse en una fortaleza. La resiliencia es necesaria para afrontar nuevos mercados, para adaptarse a regulaciones nuevas y más restrictivas, para competir contra competidores, a veces inesperados, y para adaptarse a diferencias culturales, que pueden ser sorprendentes. El coraje no es la ausencia de miedo sino, por el contrario, la capacidad de superarlo con creatividad, con nuevas ideas y visiones.

 Artículo original publicado en Insights for Good