Mejorar la eficiencia empresarial

Mejorar la eficiencia empresarial debe ser un objetivo clave de cualquier estrategia de negocios, un objetivo que sea constantemente monitoreado para posibles mejoras. La eficiencia mejorada respalda el logro de dos objetivos generales: mayores ingresos y costos reducidos.

Si bien mejorar las operaciones en todo momento es de sentido común empresarial, esto es particularmente importante para permitir transformaciones estratégicamente importantes, como la actividad de Fusiones y Adquisiciones o la atracción de capital de crecimiento externo, lo que genera un impacto tangible en el valor comercial.

Un proceso de mejora cohesivo debe estar respaldado por una estrategia de ventas clara y enfocada que permita al negocio asignar o redistribuir recursos a áreas de fortaleza clave. Es decir, concentrarse en aquellas áreas del negocio que generarán los máximos rendimientos, en lugar de perseguir los ingresos por sí mismos. Tratar de cambiarlo todo no es eficiente. Desde un principio, la estrategia para mejorar la eficiencia debe estar alineada con la de ventas.

Los negocios deben considerar el entorno operativo en evolución, es decir, los avances tecnológicos o las necesidades cambiantes de los clientes, que pueden tener un impacto en lo que significa la eficiencia para una empresa. El auge del comercio minorista en línea impulsado por la pandemia, por ejemplo, puso de manifiesto cómo un cambio rápido en el mercado significó que los procesos que eran eficientes en un tipo de entorno operativo ya no eran los adecuados para otro.

Los avances tecnológicos también pueden abrir las puertas a nuevos tipos de eficiencia. Hace una o dos décadas, la sabiduría predominante era que la descentralización dentro de una empresa ayudaría a aumentar la eficiencia. Sin embargo, con la tecnología moderna como facilitadora de la comunicación y el intercambio digital de información, los beneficios de la descentralización no son tan claros, particularmente para las funciones impulsadas de forma digital o basadas en la nube, como TI, tesorería o finanzas.

Entonces, ¿cómo se mejora la eficiencia empresarial?

La primera etapa es revisar y dinamizar procesos de trabajo. Trazar un flujo de trabajo para describir los procesos que sus empleados deben seguir. Analizar todas las tareas que su gente o sus equipos deben realizar hace más fácil identificar oportunidades para evitar la duplicación y ahorrar tiempo, o detectar dónde los recursos adicionales podrían mejorar el flujo de trabajo. Esto puede incluir un rediseño de la forma en que su personal trabaja con información y herramientas digitales y físicas para asegurar que empleen su tiempo de manera eficiente. Como parte de este proceso, a menudo puede ser útil contar con apoyo profesional externo, como el de nuestros expertos, que ofrecen la experiencia e independencia de la industria con la finalidad de garantizar una evaluación realmente objetiva. Nuestros equipos pueden ayudarle a identificar prioridades clave en su gestión y organización, nuestros especialistas lo guiarán a través de una resolución más eficiente utilizando herramientas personalizadas como nuestra plataforma Optimize.

Por otra parte, las personas desempeñan un papel fundamental en el proceso de mejora de la eficiencia. Tener el talento adecuado en los puestos correctos, brindar la capacitación, las herramientas y la tecnología que las personas necesitan para rendir al máximo, implementar esquemas de incentivos apropiados: acciones como éstas, centradas en las personas, pueden levantar o derribar un programa de eficiencia.

Como también puede hacerlo la financiación. La idea general de mejorar la eficiencia es reducir los costos y aumentar las ganancias, pero lograr estos objetivos con frecuencia requerirá aumentar los gastos a corto plazo, una inversión que se amortiza a medida que mejora la eficiencia empresarial. Por lo tanto, los programas de eficiencia deben costearse y presupuestarse por completo antes de implementarse.

Otra forma de mejorar la eficiencia del negocio es mediante la elaboración de un pronóstico de capital financiero. Esto puede determinar si vale la pena invertir en una nueva tecnología o en recursos adicionales, por poner un ejemplo, o cuál podría ser la diferencia en tres o cinco años. Esto resulta especialmente importante cuando se analizan eficiencias que pueden ser menos tangibles a corto plazo, como las métricas ESG. Un pronóstico de capital financiero puede mostrar si el negocio es capaz de financiar la inversión con sus propias reservas o si se requerirá financiamiento externo. De ser así, los financiadores externos esperarán ver un plan totalmente presupuestado en el que basar su decisión.

La importancia de la rendición de informes precisos también es crítica. Sin la información y los datos correctos para fundamentar las decisiones y los presupuestos, es casi imposible lograr la eficiencia empresarial. Los números incorrectos llevan a decisiones incorrectas. No solo al comienzo del proceso, en la etapa de planificación, sino también durante la implementación, para poder monitorear el desempeño a medida que se introducen los cambios.